27 de julio de 2011

El Abismo

No puedo más, todo esto me supera. Ha llegado este momento en el que vuelvo a formularme la misma pregunta: ¿Vale la pena seguir intentándolo? Me decepciono a mí misma al no responder un sí rotundo sin dudar, pero eso es lo que siento: que ya no vale más la pena que siga luchando por esto, que lo único que me produce son fracasos y decepciones.

Quiero seguir, y lo sé, pero no puedo. Cada vez que me encuentro en esa situación es más insoportable, la sensación que querer escribir, pero sentirme incapaz de ello. Porque mi peor pesadilla es esa hoja en blanco, que continua esperando a que la llene de sentimiento y de vida.

Y sin embargo sigo sin poder. Tengo ideas que me rondan por la cabeza, intentando coger forma para devenir una historia, algo con un mínimo de sentido, pero lo único que consigo son argumentos aislados que no sé cómo relacionar cuando me pongo delante de esa temida hoja en blanco. Siento también la necesidad de expresarme, de dejar que esas ideas se exterioricen de algún modo, escribiendo. Pero me he cansado de sentirme tan inútil y vacía cada vez que me convenzo de volver a intentarlo y fracaso. Me entran ganas de llorar cuando me rindo y me voy, dejando la hoja tan muerta y vacía como estaba.

Este se suponía que era mi último intento, esa frase típica de “Venga ahora sí, que ahora saldrá todo mejor” y no sé si mejor o peor, pero por lo menos tengo algo, tengo estas palabras que me ayudan a no sucumbir aún, porque veo un negro abismo cerca y no quiero caer en él, ya que supondría dejar atrás mi sueño, este sueño que no dejo de perseguir des que era pequeña, esta ilusión de crear textos bellos que tengan una parte de mí y que puedan gustar a gente, hacerles sonreír, hacerles llorar,… Hacerles sentir lo que sentí yo escribiendo.

Pero ahora tengo esta sensación de estar corriendo en círculos, de esforzarme y no avanzar, de hacer intentos en vano, y no puedo más porque cada palabra que no me sale, cada sentimiento que no puedo transmitir es una herida en mi corazón, que amenaza en matarme. No quiero exagerar, pero desde siempre me ha asustado decepcionar los que esperan mucho de mí, y ahora veo que más miedo me da decepcionarme a mí misma, probablemente porque soy la que espera más de mí. Y por eso siempre que no puedo escribir se rompe un pedacito de mi autoestima, se derrumba algo en mi interior y aparece esa vocecita estúpida que me tormenta susurrándome: “Déjalo ya, nunca vas a conseguir nada bueno, nunca vas a escribir nada que guste, eres una fracasada, deja de desperdiciar tu tiempo y tus fuerzas en algo que nunca, NUNCA te va a hacer sentir realizada”.

Puede que esa vocecita tenga razón, quizás debería dejarme arrastrar hacia el abismo que se abre a mis pies y dejarlo todo, olvidar que ese era mi sueño y vivía por él.  Puede que tenga razón, pero aún así me niego a aceptarlo, me niego a caer en el abismo y me niego a renunciar a mi ilusión. Voy a seguir luchando aunque sea por textos cómo este, que aún no tener nada de bello, expresa cómo me siento y, espero, despertará una reacción en aquellos que se interesen en leerlo.

18 de julio de 2011

Dulces Sueños

Cierro los ojos y inspiro. Noto como el aire llena mis pulmones trayendo con él un poco de esperanza. Suspiro aún con los ojos cerrados, diciéndome que todo irá bien, que mañana va a ser un gran día, uno maravilloso. Abro los ojos y sonrío. Tal vez no sea verdad, tal vez me haya mentido a mi misma, pero ya no me importa. Lo único que sé ahora es que tengo fuerzas para salir adelante un día más, para seguir mi camino. Sonará típico, y lo es, pero eso es lo que siento, y puede que mañana sea realmente un gran día.

Tumbada en mi cama, con las luces apagadas, esos son mis pensamientos mientras intento dormirme. Me deseo dulces sueños, aunque no sé si los merezco. A quien quiero engañar: no estoy bien, mis sueños no van a ser dulces. Me gustaría tener alguien a mi lado, alguien que me dijera todo eso que deseo oír, todas las cosas que me digo yo misma cada noche. Sólo necesito eso, un susurro, unas "buenas noches", un beso.

Me siento sola. La oscuridad aumenta esa sensación de vacío que siento dentro de mí. En realidad no solo me siento sola, sino que lo estoy: completamente sola. Llegado este punto, ya no me basta con desearme suerte a mi misma, ya no me basta con desearme esos dulces sueños que ansio. No puedo con todo, ya no puedo soportar nada más yo sola. He ido aguantando todo ese tiempo, pensando que era capaz, convenciédome de que era fuerte. Pero no lo soy, nunca lo he sido.

Quiero creer, quiero mantener viva la esperanza que algún día llegara alguien que me desee los Dulces sueños, quiero pensar que toda esa lucha servirá de algo, que todo lo que sufro tendrá su recompensa. Ha pasado tanto tiempo... y yo sigo igual, perdida sin saber muy bien cual es mi lugar en este mundo, aunque luche por encontrarlo, o por encontrar esa persona que me ayude a buscarlo.

Cierro los ojos y inspiro. Siento como el aire llena mis pulmones de aire sucio y vacío. Suspiro, aún con los ojos cerrados para evitar una lágrima , y me digo que tengo que aguantar más, que no puedo rendirme ahora, que aún queda esperanza. Puede que sea lo único que me queda, esa esperanza que guardo de manera irracional como un preciado tesoro. Abro los ojos. Solo resiste un poco más antes que algún día llegue ese alguien a quien podrás oir susurrar un simple "Dulces sueños".